El Consejo Nacional de Bomberos adhiere al Día Nacional de la Seguridad Vial

La mayoría de los bomberos consideran a los Servicios de Emergencias como situaciones que requieren siempre de una intervención inmediata. Sin embargo, es imprescindible evaluar el tiempo razonable que se necesita para dar respuesta.

En primer lugar, es necesario diferenciar entre emergencias y urgencias.

Las emergencias, cuando se trata de accidentes o incendios con personas atrapadas o con riesgo de vida, incendios cuyas explosiones que pueden agravar la situación inicial, etc., requieren de una respuesta inmediata

En el caso de las urgencias, como los incendios rurales y de basurales, los accidentes sin riesgo de vida, etc., requieren de una respuesta en un tiempo razonable.

Frete a un tiempo de intervención que se divide entre lo inmediato y lo razonable es necesario considerar esa diferencia para evaluar la velocidad de desplazamiento con la que deben dirigirse los móviles al lugar del hecho, y prevenir de esa manera siniestros viales.

Tenemos muchos casos de siniestros viales en los que están involucrados vehículos de bomberos, tanto dirigiéndose o regresando de una emergencia, como así también al acudir al Cuartel de Bomberos frente al llamado de la sirena.

Ante esta realidad, cabe preguntarnos cuáles son los factores que están operando en estos siniestros y cómo podemos prevenirlos.

En este sentido, si no todas las intervenciones requieren de una respuesta inmediata es fundamental considerar el tiempo necesario para llegar al lugar de la emergencia.

Ahorrar tiempo violando normas de tránsito y corriendo el riesgo de protagonizar un siniestro vial es absolutamente innecesario.

En segundo lugar, debemos diferenciar entre eficacia y eficiencia.

Existe una gran diferencia entre trabajar con eficacia y trabajar con eficiencia. La eficiencia hace referencia a la mejor utilización de los recursos, mientras que la eficacia hace referencia a la capacidad para alcanzar un objetivo sin importar que en el proceso del mismo no se haya realizado el mejor uso de los recursos.

Podemos ser eficientes sin ser eficaces y podemos ser eficaces sin ser eficientes. Por ejemplo, alcanzamos el objetivo de extinguir un incendio (fuimos eficaces) pero para extinguirlo utilizamos 5 mil litros de agua en lugar de los 500 litros que eran los necesarios (no fuimos eficientes).

Muchas veces los bomberos llegan rápido al lugar de la emergencia pero para lograrlo no respetaron las normas de tránsito y, de esa manera, pusieron sus vidas y las del resto de los usuarios de la vía pública en riesgo, con el argumento de que la velocidad les permite “ahorrar tiempo” y llegar antes.

Sin embargo, está confirmado que donde más tiempo se pierde no es durante el recorrido hacia la emergencia sino en el lugar de los hechos, cuando hay que tomar decisiones. Sucede que muchas veces los bomberos dudan en la operación del manejo de la bomba o demoran en encontrar los materiales necesarios para realizar las tareas.

Esos minutos “ganados” en la velocidad, transgrediendo normas y exponiéndose a ser protagonistas de un siniestro, se pierden por no ser eficientes en el desarrollo del trabajo.

Para concluir, es fundamental considerar estos cuatro conceptos en el momento de evaluar la velocidad con la que se dirigen al Cuartel de Bomberos o al lugar del siniestro: emergencia, urgencia, eficacia y eficiencia.

En este punto cobra gran relevancia la función de los ayudantes de guardia, cuarteleros o telefonistas ya que ellos son el primer eslabón de la cadena que da respuesta a una emergencia.

Una buena recepción del llamado, realizando las preguntas correctas, obtendrá la información necesaria para planificar la salida de los vehículos, las herramientas y el personal necesarios para ser eficaces y eficientes en las tareas, y así poder diferenciar una urgencia de una emergencia.

Pensémoslo!
Osvaldo Lori
Comandante Mayor, Jefe de Bomberos Voluntarios de Salto