El Sistema Nacional de Bomberos Voluntarios está preparado para dar respuesta a las consecuencias del cambio climático

Frente a los tornados y temporales de lluvia, viento y granizo que desde el inicio del año se vienen sucediendo en distintos puntos del país, el director nacional de la Coordinación Única de Operaciones (CUO), Cmte. Gral. Gustavo Nicola, realiza un análisis del contexto climático y de la función imprescindible que cumplen los bomberos voluntarios a la hora de dar respuesta ante la emergencia.

En este sentido, es para destacar que la capacitación, el entrenamiento, el conocimiento específico del territorio, el equipamiento, los vehículos y herramientas, pero fundamentalmente la organización con la que cuenta el Sistema Nacional de Bomberos Voluntarios (SNBV) constituye hoy por hoy la fortaleza más grande con la que cuenta la Protección Civil de nuestro país frente a los desastres y grandes emergencias.

 

Contexto
Durante el último mes, nuestro país fue golpeado por diversos eventos climáticos extremos que se produjeron en distintas regiones, causando pérdidas y daños económicos, ambientales y pérdida de vidas humanas, lo que más nos duele. A esto debemos sumar, en los años previos, los incendios forestales más grandes que hayamos vivido, desde la Mesopotamia a la Patagonia, involucrando a casi todas las provincias.

En todas y cada una de esas ciudades y pueblos de nuestro país estuvieron trabajando los bomberos y bomberas voluntarios, cuyas Asociaciones componen un Sistema Nacional con más de 1.100 instituciones y 58.000 hombres y mujeres al servicio de la sociedad. Esto convierte al SNBV en el principal brazo operativo de las defensas civiles, brindando cobertura en el 85% del territorio nacional. Gracias a la capilaridad territorial brindada por su distribución, son las Asociaciones de Bomberos Voluntarios las primeras en intervenir ante situaciones de emergencia. Debemos considerar que lo hacen de forma gratuita, estando preparados para la intervención operativa las 24 horas del día los 365 día al año.

Si bien lo primero que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de un bombero voluntario es la extinción de incendios, nuestras actividades relacionadas con la prevención e intervención operativa ante situaciones de emergencia exceden largamente dicha tarea: evacuaciones y asistencia de damnificados, búsqueda y rescate de personas y animales, apertura de calles y vías de comunicación afectadas por los temporales, entre otras.

 

La importancia de los cuarteles de Bomberos Voluntarios en el contexto del Cambio Climático
En el contexto de una nueva “normalidad climática” sabemos fehacientemente que los fenómenos climáticos extremos sucederán con mayor frecuencia e intensidad. Esta no es una descripción de un futuro distópico sino la realidad que comprobamos en nuestro trabajo diario, que requiere de nosotros una capacitación y formación de excelencia y de equipamiento específico que permita llevar adelante las operaciones de manera segura y eficiente.

Dentro de los riesgos considerados para Argentina según el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación del Cambio Climático, se toma a la extensión, ocurrencia y propagación de incendios como el principal riesgo a la integridad de los ecosistemas. A estos se suman otros de carácter regional como eventos de lluvias intensas más frecuentes, ondas de tormenta, sudestadas e inundaciones, olas de calor, entre otras, y los efectos negativos que estos eventos tienen sobre la población, las vías de transporte y sus recursos productivos.

Algo llamativo de dicho Plan Nacional es que, luego de identificar los riesgos y vulnerabilidades de nuestro territorio, y a los incendios forestales como uno de los dos principales factores de riesgo de los ecosistemas, no incluye dentro de las recomendaciones a adoptar la promoción de una mayor intervención del SNBV. De hecho, en las más de 1200 páginas del documento, sólo aparece la palabra bomberos en dos ocasiones, donde se sugiere la capacitación de saberes ancestrales y la inclusión del cambio climático desde la perspectiva de los Pueblos Originarios dentro de las capacitaciones a los organismos de defensa civil y bomberos.

Sin querer ahondar esta polémica, y dejando debida constancia de las acciones llevadas a cabo por distintas federaciones en la formación de Asociaciones de Bomberos Voluntarios en comunidades de pueblos originarios (ver nota), es necesario rever estas recomendaciones y ponderar el rol y las capacidades del SNBV.

 

Mejorar las capacidades del SNBV frente al desafío climático
A pesar de la certeza en la ocurrencia de estos fenómenos, todavía queda un largo camino para recorrer a fin de contar con una preparación adecuada para hacer frente a estas situaciones.

Nuestra esencia como profesionales de la emergencia nos lleva a adaptarnos a esta nueva normalidad, lo que requiere adecuar de la capacidad de respuesta del SNBV, así como la capacitación y movilización de sus recursos, trabajando en conjunto con los actores a cargo de la Secretaría de Gestión Riesgo, la Protección Civil y los distintos organismos y jurisdicciones del Estado Nacional y Provincial.

Nuestra participación en un nivel local, regional o Nacional a través de brigadas especializadas en circunstancias de alerta máxima en desastres, nos exige planificar estratégicamente las operaciones, la logística, el equipamiento y los recursos de acuerdo a las vulnerabilidades climáticas del territorio de nuestro país, sus regiones y ciudades, y las medidas de adaptación que se tomen en consecuencia.

En este momento de múltiples crisis, es necesario aplicar un sentido común que permita definir las prioridades al momento de asignar recursos a la Protección Civil de nuestro país. Probablemente no sea con una mayor burocracia destinada a combatir incendios forestales que tengamos una respuesta acorde o eficiente frente a los tipos de eventos que describimos. Para este punto es relevante ver el análisis que realizó la Auditoría General de la Nación respecto del Servicio Nacional del Manejo del Fuego (ver informe), que repasa las dificultades de implementación de las leyes y políticas de manejo del fuego, la falta de coordinación y de preparación en diversos aspectos.

Por eso, remarco el rol insustituible del bombero voluntario en el cumplimiento de sus tareas, debido a los conocimientos específicos del territorio en el que opera, sus saberes teórico-prácticos, y el equipamiento acorde para las operaciones de emergencia.

Desde nuestra perspectiva, consideramos esencial hacer frente a este nuevo desafío profundizando el involucramiento de la comunidad, mejorando la preparación y la intervención rápida en el nivel local -en el caso de Argentina sería en el nivel “municipal”-, cuya base operativa es el cuartel de bomberos voluntarios.

Será una virtud de las nuevas autoridades analizar con conciencia las capacidades y recursos -siempre escasos- asignados por el gobierno nacional a esta problemática, con el objetivo de contribuir a una mejor preparación y capacidad de respuesta en todo el territorio nacional.