Un supermercado de la ciudad de Encarnación, en el hermano país del Paraguay, fue el escenario de un incendio desbocado a comienzos de 2016.
La Federación Misiones de Bomberos Voluntarios recibió el pedido de colaboración y la respuesta no demoró en llegar a través de un operativo coordinado por el jefe de Cuerpo Activo de Bomberos Voluntarios de Jardín América, Eduardo Ratti.
Las dotaciones estaban conformadas por los Cuarteles de Leandro N. Alem, Oberá y Aristóbulo del Valle quienes asistieron con cisternas; el Cuartel de Itaembe Mini con un autobomba y personal; y el Cuartel de Jardín América con un autobomba, personal, equipos de respiración autónomos, tubos y compresores.
«Más o menos tardamos dos horas en llegar. Salimos alrededor de las 21h y regresamos alrededor de las 8:30h del día siguiente» señala Eduardo y destaca que «salvo Itaembe Mini, los demás Cuarteles hicimos más de 100 kilómetros para llegar».
Una vez en el lugar, se encontraron con bomberos voluntarios y de la policía de todos los departamentos del sur paraguayo; y también con bomberos de la policía de Misiones.
«Todos ellos estaban atacando el incendio desde afuera, nosotros comenzamos los ataques internos ingresando por una escalera trasera haciendo relevos de 20 minutos por la descarga de los equipos de respiración autónomos» comenta Eduardo que tiene 50 años, ingresó a los 15 años en Bomberos Voluntarios de Bernal y desde hace 13 años es cofundador y jefe del Cuerpo Activo de los Bomberos Voluntarios de Jardín América.
La magnitud del incendio, las dificultades para atacarlo y la interacción con bomberos de otro país, dejaron en los miembros de las dotaciones asistentes una gran experiencia en lo operativo, en lo humano y en profesional.
«Lo que más llamó más la atención de los bomberos de Paraguay fue nuestra organización y la forma de trabajo, algo que nos llenó de orgullo porque se manifestó la gran formación provincial y nacional con la que contamos» asegura Eduardo.
Se convirtieron en bomberos voluntarios sin fronteras, solidarizándose y brindando el servicio de primera respuesta a emergencias de manera profesional con abnegación, sacrificio y desinterés.
«Sin el apoyo de mi familia no sería posible para mí hacer todo esto porque ser bombero es parte de la vida de uno. No podemos estar sin pasar por el Cuartel. Yo le agradezco a mi esposa Carla y a mis cuatro hijos por acompañarme en esta vocación, sobre todo a mi hijo Axel que además desde hace 7 años es cadete» concluye Eduardo.


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